Graciela Szamrey

HISTORIA


Le decían Doña María y fumaba narguile
Admine Fátima de Chauque era su nombre.
Vivía en una vieja casona de altos muros y grandes ventanales.
Todo ha quedado grabado en mi memoria…
Su pintoresca vida y el dejo de ironía que tornaba aún más humano su decir.
Sobre todo, ella estaba unida a mis inicios.
Estudiaba Bellas Artes en la Escuela Figueroa Alcorta de Córdoba…
Corrían los años setenta cuando comencé a investigar el arte textil y Doña María me vendió su telar, centenario como ella. Mi primer telar. En realidad, hoy lo sé, me regaló un tesoro precioso: mi comienzo como tapicista.
Egresada de Bellas Artes, junto al estreno de mi vida de artista, con muestras individuales y colectivas, descubrí la necesidad de enseñar y compartir.
Así nació La Rueca.
Han pasado muchos años y el que fue el primer Taller de Arte Textil de Córdoba, se convirtió en un importante espacio de investigación, donde me conmueve constatar que las que fueron mis discípulas hoy son mis pares. Un doble alumbramiento dio lugar al verdadero sentido de La Rueca.
Presentar tantos años de trabajo sin interrupción no es fácil.
La Rueca ha sido un semillero de artistas que trascendieron fronteras geográficas y sociales llevando el arte textil donde la gente no contaba con posibilidades de salir a buscarlo.
Llegamos al Hospital Neuropsiquiátrico de Córdoba donde formamos, en un período de tres años, junto a dos psiquiatras, un taller para los pacientes al que llamamos “La Lumbrera” (2000 -2003). En la cárcel de mujeres “El Buen Pastor”, realizamos una importante exposición donde las internas descubrieron las técnicas textiles (1999).
Durante cuatro años, enseñamos a mujeres carenciadas a formar un micro emprendimiento el cual se denominó “Las Teleras” (2003 -2006).
Aprendieron, y hasta la fecha mantienen a sus familias con el producto de la venta de sus tejidos.
Dimos becas de estudio textil, a adolescentes del Hogar “Padre Aguilera” (Córdoba, 2005)
En dos escuelas desarrollamos el proyecto “Iniciación de la tapicería en la escuela primaria”. Hicimos demostraciones de la técnica textil en bastidor y telar en infinidad de comunidades urbanas y rurales.
Viajamos a Bienales Internacionales de Francia, Polonia, Ucrania, Estados Unidos, Chile, Costa Rica, México, Perú, Uruguay fortaleciendo lazos con otros artistas.
Así podría seguir contando el compromiso de vida de La Rueca con el Arte Textil y su proyección social, desde que la fundé en 1974.-
Desde aquel entonces, inviernos y veranos, La Rueca mantiene abiertas sus puertas.
Creemos que el arte, es uno de los mejores instrumentos de hermandad entre los pueblos. En cuanto a mi obra, el disparador creativo es la Identidad.
Miro a la vida como una arquitectura que me seduce y sorprende. Así miro el taller, como una construcción diaria, minuto a minuto, viaje a viaje.
Cada viaje creativo es un misterio, es una metáfora de la búsqueda de uno mismo.
La identidad individual es portal de la universal. En el ser y el hacer encuentro el equilibrio. Soy lo que hago y hago lo que soy.
Me defino como una india italiana polaca. Soy argentina y amo su herencia aborigen pero recibí también la cultura europea de mis ancestros. Italia y Polonia son los países de origen de mis padres. Tal vez esto explique por qué siento que mi identidad es mi estilo.
Es en el tomar del pasado para proyectar hacia adelante el futuro que uso en el presente, el símbolo que me inspira ese tránsito del tiempo: “la espiral”.
Cala en lo más hondo de mi identidad para proyectarse hacia horizontes desconocidos. Un viaje al interior de uno mismo es siempre un desafío.
Soy un caminante que descubre su destino.
Gracias a quienes me acompañan en el camino.
Graciela Szamrey